jueves, 7 de noviembre de 2013

CELEBRAMOS LA TRADICIONAL "MOCHILA"


Amaneció el día propicio como no podría ser de otra manera para que nos preparáramos para asistir a esa reunión a la que asistimos todos los ceutíes el día uno de mes de noviembre festividad de todos los Santos pero que además para nosotros los caballas se convierte en un día de asueto y festivo local pues celebramos una costumbre ancestral como es el día de la “Mochila” que ha pasado de padres a hijos a través del tiempo y nosotros los que estamos en la diáspora seguimos manteniéndola viva como cuando éramos niños, con la salvedad que ahora llevamos al campo a nuestros hijos y nietos para no romper la cadena forjada durante tantos años. Hay que puntualizar que en Cádiz se desconoce esta costumbre tan nuestra y la escuchan con extrañeza.

Y los de la Casa de Ceuta en Cádiz, nos reunimos a partir de las 12 del mediodía en el centro medio ambiental del Coto de la Isleta en la carretera del tiro pichón en El Puerto de Santa María, pues sabido es que en Cádiz, no hay un terreno extenso de campo en donde poder disfrutar de este día.

Con nuestra bandera desplegada entre dos árboles, hizo de reclamo para cuando iban llegando, conocieran donde estábamos ubicados con la consabida sorpresa de otros campistas que descocían el motivo de la bandera expuesta y que a más de uno hubo de explicar.

Aparte de los congregados, en un principio tuvimos la desagradable visita de un enjambre de avispas que revolotearon a nuestro alrededor en busca del suculento festín que se pensaban dar a olor de nuestras comidas que se fueron depositando sobre las mesas.

El grupo que formamos, algo más de veinticinco entre socios y directivo poco más o menos como se suele decir “cada año somos los mismos” pues por mor de el puente que ha surgido este año al caer en viernes este día, ha hecho que no fueran algunos mas.

Portamos como siempre comida para un batallón pero de dio buena cuenta de toda ella….y las avispas seguían revoloteando sobre los platos hasta que en cierto momento observamos que se posaban bastantes sobre un vaso que contenía zumo de naranja, lo cual no hizo razonar que si llenábamos varios y los poníamos en sitios estratégicos a lo mejor desaparecían y así sucedió, llenamos los vasos y se pusieron alrededor de la mesa y cayeron en nuestra trampa, se alejaron a beber del néctar que las atraía.

Hubo tiempo para beber al principio, con unos entrantes y ya algo más avanzada la hora del almuerzo se dio buena cuenta de lo presentado por las señoras portadoras, mientras los hombres tomaban unas cervezas, manzanilla, y algún que otro rioja.

Finalizado el almuerzo los postres, que fueron muy abundantes en dulces, frutos secos propios del día, portados en sus talegas (como es preceptivo), el café y el chupito y un paseo por la margen derecha del rio Guadalete para bajar los alimentos nutrido

De regreso las señoras jugaron al bingo, comieron nueces, pan de higo, dátiles, castañas, almendras y cantaron aquello de “mi mochila no se la come….”, mientras los hombres en esta ocasión se olvidaron de las fichas del dominó, y entraron en conversación, sobre el Madrid, el Barcelona y la liga, hasta que pasadas algunas horas y a la vista de la caída de la tarde y la posible incursión de nuevo de avispas y mosquitos, de los que a algunas y algunos les dejaron sus tarjetas de presentación, recogimos los “bartulos” y nos dispusimos para el regreso, pues se estaba presagiando lo anteriormente indicado, la invasión de los coleópteros.

Al fin de cuentas, un día de La Mochila muy agradable, pasado entre amigos como es nuestra costumbre y que esperamos volver a pasarlo de nuevo juntos el próximo año, D. m.


 

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