Tal como se había programado,
este pasado viernes 15.04.16 se ha llevado a cabo la visita prevista, como
parte de las actividades del segundo trimestre, a la ciudad de Jerez. Se inició
el desplazamiento a las 9:30, partiendo el autocar de la plaza Ingeniero La
Cierva de Cádiz y haciendo parada en San Fernando para recoger a los socios de
la Real Isla y de Chiclana que iban a participar en la actividad. Una vez todos
a bordo, se arrumbó directamente a Jerez-Sur,
con la intención de visitar la Cartuja de Nuestra Señora de la Defensión, en
las afueras de la ciudad, pero próxima a la citada salida de la autopista
Cádiz-Sevilla.
Llegado el grupo a la entrada del
recinto conventual, visitamos en primer lugar la capilla situada a la izquierda
del gran patio de acceso, para seguir luego hacia la iglesia, abierta al
público pero con las limitaciones requeridas por la comunidad de clausura hoy
día a cargo del convento, que es la de las Hermanas de Belén, tras la
desaparición de los últimos monjes cartujos. Para llegar hasta la iglesia, se
pasa bajo una gran portada obra de A. Ribera. Posee un interesante claustro
gótico así como el refectorio, atribuido a D. Riaño (este último local no es
accesible al público).
Lamentablemente, todo el conjunto adolece de los
cuidados, reparaciones y atención en general que su calidad de factura merece.
Es una lástima que las instituciones correspondientes no le presten la atención
necesaria.
Tras la breve parada en la
Cartuja, se siguió hasta el centro histórico de la ciudad, para realizar la
visita guiada al Alcázar, la edificación más antigua de Jerez junto con las
murallas. Este baluarte se ubica en el ángulo más elevado del recinto
amurallado medieval, conservado en parte. Es de construcción básicamente
almohade, aunque sus restos se remontan al siglo XI. Es por esto que su estilo
es adusto, carente casi en su totalidad de ornamentación, a base de adobe y
argamasa, dadas las creencias y modo de vida podríamos decir que puritanos
dentro del Islam, que caracterizaban esta corriente religiosa que barrió el
Magreb y parte de Al-Andalus.
A través del patio de armas
accedimos a lo que fue el palacio de los Villavicencio, donde pudimos
contemplar una maqueta de la ciudad en el siglo XII. Allí se pueden observar
los seis barrios que se ubicaban dentro de las murallas en la época de la
reconquista por Alfonso X el Sabio, rey de Castilla (1264), barrios que
albergaban unos 9000 habitantes con sus dieciocho mezquitas. El alcázar en sí
tiene dos puertas, la de la ciudad y la del campo, y alberga en su interior una
mezquita privada para el gobernador, la única que queda tal cual era. Este
edificio religioso es de planta octogonal, cerrada por una cúpula segmentada
que sigue dicha simetría y rematada por un lucernario del siglo XVIII. También
se incluyen unos baños árabes, los únicos que permanecen en la ciudad, que
tienen tres zonas: fría, templada y caliente, siguiendo la técnica de calentar
el suelo al estilo romano.
La visita terminó subiendo a la
antigua farmacia municipal, en la segunda planta del referido palacio
Villavicencio, dispuesta como museo de cómo fue en los siglos XIX y principios
del XX.
Tras un paseo por el centro
urbano, con parada en la hostelería local para reparar las perdidas fuerzas,
emprendimos el regreso a S. Fernando/Cádiz, satisfechos por lo interesante de
la visita.